Massachusetts.- La jueza federal Allison Burroughs suspendió indefinidamente el intento del presidente Donald Trump de impedir que la universidad de Harvard inscriba a estudiantes extranjeros, mientras el presidente anunció un posible «acuerdo» con dicha institución académica.
Harvard, que se había negado a acatar las medidas cautelares del gobierno, había obtenido en los tribunales la suspensión temporal de las medidas dirigidas a los estudiantes extranjeros, por considerarlas ilegales e inconstitucionales.
En días recientes, la jueza Burroughs, que ya había prorrogado la suspensión, decidió prorrogarla indefinidamente.
Sin embargo, tras semanas de disputas, Donald Trump pareció calmar los ánimos al asegurar en su red social Truth que su gobierno y la universidad mantienen conversaciones que podrían desembocar en «un acuerdo en torno a la próxima semana».
Si es así, será un «acuerdo histórico y muy bueno para nuestro país», escribió.
La universidad más antigua de Estados Unidos ha provocado la ira del presidente Trump al oponerse a su deseo de controlar la contratación, el contenido de los programas y las orientaciones de los programas de investigación.
El presidente ha criticado a los centros universitarios, en particular por sus políticas de promoción de la diversidad y por permitir la proliferación de manifestaciones contra la guerra de Israel en la Franja de Gaza, que él compara con «antisemitismo».
Tras congelar cerca de 3 mil 200 millones de dólares en subvenciones y contratos federales, el gobierno de Trump intensificó su ofensiva a finales del pasado mes de mayo y principios de junio con medidas para prohibir la admisión de nuevos estudiantes extranjeros en Harvard.
Los estudiantes extranjeros representan el 27 por ciento de la matrícula de la elitista universidad, y son una fuente importante de sus ingresos e influencia.
En los documentos presentados ante el tribunal, la Universidad de Harvard acusa al ejecutivo de emprender una «clara represalia por el ejercicio de (su) derecho de la Primera Enmienda» de la Constitución, que garantiza la libertad de expresión.
Por ello, la universidad ha rechazado «las exigencias del Gobierno de controlar su gobernanza, su plan de estudios y la ‘ideología’ de su profesorado y sus estudiantes».
En mayo, Harvard demandó al Departamento de Seguridad Nacional después de que la agencia retiró abruptamente la certificación de la escuela para inscribir a estudiantes extranjeros y emitir la documentación para sus visas, eludiendo la mayoría de sus procedimientos habituales.
La medida habría obligado a los aproximadamente 7 mil estudiantes internacionales de Harvard (aproximadamente una cuarta parte de su matrícula total y una importante fuente de ingresos) a transferirse o arriesgarse a permanecer en Estados Unidos sin la documentación necesaria. Se habría prohibido la entrada a Harvard a nuevos estudiantes extranjeros.
La universidad dijo que estaba sufriendo represalias ilegales por rechazar las demandas de la Casa Blanca de revisar las políticas de Harvard relacionadas con las protestas, las admisiones y la contratación en el campus.