Una niña con cáncer cerebral fue deportada a México junto a su familia cuando viajaba a Houston para tratamiento. Su caso conmociona a la comunidad.
Una niña ciudadana estadounidense de 11 años con cáncer cerebral fue deportada a México junto a su familia cuando viajaban a Houston para recibir tratamiento médico especializado. El caso, que ha conmocionado a la comunidad hispana de la ciudad, revela las grietas del sistema de inmigración bajo la actual administración.
La menor, identificada con el seudónimo «Ana» por preocupaciones de seguridad, había sido operada de un tumor cerebral el año pasado y requería seguimiento médico en el Texas Medical Center, uno de los centros hospitalarios más importantes del mundo que atiende a miles de pacientes hispanos anualmente.
La deportación que separó a una familia
Todo ocurrió en febrero de 2025, cuando la familia intentaba llegar a Houston para el tratamiento de la niña. Al pasar por un checkpoint fronterizo, agentes de Customs and Border Protection (CBP) detuvieron a la familia y les dieron un ultimátum desgarrador.
«Les dieron una elección imposible: dejar atrás a sus hijos ciudadanos estadounidenses y potencialmente ser separados de ellos permanentemente, o llevarlos consigo y arriesgarse a no recibir atención médica que salvaría la vida de su hija ciudadana estadounidense», explicó el representante Greg Casar (D-Austin) en una conferencia de prensa.
Los padres, quienes habían vivido en Texas sin estatus legal por más de una década, eligieron permanecer juntos como familia. Cinco de sus seis hijos son ciudadanos estadounidenses por nacimiento, incluyendo a la niña con cáncer.
Crisis médica en México
Desde su deportación, la situación médica de «Ana» se ha deteriorado dramáticamente. La familia vive en una zona rural de México donde el acceso a tratamiento especializado para cáncer cerebral es limitado. Además, al no ser ciudadana mexicana, la niña no califica para servicios de salud accesibles en ese país.
«La niña es ciudadana estadounidense y los padres tomaron la decisión de llevar a la niña para recibir tratamiento médico en México», declaró un portavoz del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) en mayo.
Sin embargo, defensores de derechos civiles argumentan que la familia fue forzada a esta situación bajo coacción, sin alternativas reales que permitieran a la niña recibir el tratamiento que necesita en Estados Unidos.
Respuesta de legisladores de Texas
La congresista Sylvia García (D-Houston), quien visitó personalmente a la familia en México, calificó la situación como «desgarradora».
«Todo nuestro país debería estar en lágrimas porque esta no es la forma en que tratamos a los niños en este país. Esta no es la forma en que tratamos a las familias en este país», expresó García durante la conferencia de prensa.
La congresista responsabilizó directamente al presidente Donald Trump y sus políticas de inmigración: «La única cosa diferente que ocurrió esta vez fue el felino en la Casa Blanca y sus procedimientos horribles, inhumanos, inconcebibles, inconstitucionales y anti-americanos».
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Acción legal en curso
El Texas Civil Rights Project (TCRP) presentó solicitudes de parole humanitario ante USCIS para los padres de la niña y su hermana mayor, acompañadas de cartas de varios legisladores. Hasta la fecha, la agencia no ha respondido a estas solicitudes.
El parole humanitario permitiría a los padres regresar temporalmente a Estados Unidos para que su hija reciba el tratamiento médico que necesita en Houston, donde había estado recibiendo cuidado durante más de dos años antes de la deportación.
Impacto en la comunidad hispana de Houston
Para la comunidad hispana de Houston, este caso resuena profundamente. Muchas familias mixtas con estatus migratorio diferente enfrentan el temor constante de ser separadas, incluso cuando buscan atención médica esencial.
El Texas Medical Center atiende anualmente a numerosos pacientes internacionales, incluyendo muchos de origen hispano que viajan específicamente a Houston para tratamiento de cáncer. Este caso establece un preced preocupante para familias que necesitan cruzar la frontera para atención médica especializada.
El dilema humanitario
Expertos en derecho migratorio señalan que casos como este revelan tensiones entre la aplicación de leyes de inmigración y consideraciones humanitarias. Aunque la niña podría técnicamente regresar a Estados Unidos para tratamiento, hacerlo sin sus padres plantea problemas prácticos y emocionales significativos.
«Todos los estadounidenses deberían tomar nota porque si se salen con la suya, y no encontramos una manera de obtener libertad condicional para esta familia… la próxima familia podría ser la suya», advirtió la congresista García.
El camino a seguir
Mientras continúa la espera por una respuesta de USCIS, la salud de «Ana» sigue en riesgo. Organizaciones comunitarias en Houston han expresado su voluntad de apoyar a la familia si se les permite regresar, ofreciendo alojamiento y apoyo logístico para el tratamiento médico.
El caso ha generado conversaciones sobre la necesidad de políticas migratorias más flexibles en situaciones médicas críticas, especialmente cuando involucran a menores ciudadanos estadounidenses.
Para muchas familias hispanas en Houston, este caso representa no solo una injusticia individual sino una señal alarmante sobre el futuro de la atención médica transnacional y los derechos de las familias inmigrantes.