Tras un incendio en una planta de Galveston, vecinos siguen limpiando y exigen respuestas. Autoridades investigan causas y posibles riesgos en la zona.
Más de dos semanas después del incendio que consumió parte de una antigua planta eléctrica en el condado de Galveston, residentes de Bacliff y San Leon siguen buscando respuestas sobre qué originó el siniestro y cómo podría afectar su salud y entorno.
El incidente ocurrió la madrugada del 16 de noviembre en la antigua planta PHR Peakers, ubicada cerca de la autopista estatal 146, entre la Avenida J y la calle 29. Aunque no se reportaron personas heridas, el fuego causó el colapso de cinco torres de enfriamiento desmanteladas, generando una nube de humo que obligó a los vecinos a refugiarse dentro de sus viviendas.
La propiedad pertenece a la empresa KV Land, LLC, que indicó que el fuego comenzó alrededor de las 2:30 a.m. en estructuras que ya no estaban en funcionamiento. El sitio colinda con un terreno propuesto para una planta desalinizadora de agua, lo que ha generado aún más inquietudes en la comunidad.
Vecinos afectados por el incendio en una planta de Galveston
Ronnie Thompson Jr., veterano militar y residente de la zona afectada, fue uno de los muchos vecinos que comenzaron a limpiar los restos del siniestro días después del evento. Según reportes, en su patio se encontraron fragmentos negros y hollín acumulado en muebles exteriores, parrillas y superficies internas de su casa.
Thompson, quien sufre de asma y bronquitis crónica, expresó preocupación por la calidad del aire y los posibles efectos en su salud. Según su testimonio, el humo llegó hasta el interior de su vivienda y le causó dificultades respiratorias durante y después del incendio.
Casos como el suyo se han repetido en distintos puntos cercanos al lugar del incidente, donde familias enteras han tenido que realizar tareas de limpieza prolongadas sin información clara sobre la naturaleza de los residuos dispersados por el aire.
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Autoridades monitorean la calidad del aire
Durante la tarde del mismo 16 de noviembre, funcionarios del condado de Galveston aseguraron que las mediciones de calidad del aire en los alrededores no mostraron resultados significativos de preocupación. Posteriormente, la Comisión de Calidad Ambiental de Texas (TCEQ) explicó que las condiciones climáticas ayudaron a dispersar las partículas hacia zonas menos pobladas.
Según el monitoreo, no se detectaron aumentos relevantes de partículas finas en los días siguientes. Sin embargo, este dato no ha sido suficiente para tranquilizar a los residentes, quienes siguen exigiendo claridad sobre los posibles contaminantes que pudieron liberarse durante el incendio en la planta de Galveston.
Autoridades de Texas City también señalaron que no hay evidencia de la presencia de químicos peligrosos en el lugar, lo que ha limitado las acciones inmediatas de emergencia. Aun así, la falta de comunicación directa y actualizaciones concretas ha generado una sensación de incertidumbre en la población.
Investigación en curso y exigencia de respuestas
El gobierno local ha iniciado una investigación formal para determinar las causas del siniestro. En el proceso participan el Departamento de Bomberos de Texas City, agencias estatales y contratistas externos, quienes buscan esclarecer qué provocó el incendio en una estructura supuestamente inactiva.
Representantes municipales han asegurado que la investigación será exhaustiva y podría tardar semanas. Mientras tanto, habitantes como Thompson siguen lidiando con las consecuencias materiales y emocionales de un evento inesperado y preocupante.
El caso ha generado un debate más amplio sobre el manejo de propiedades industriales desmanteladas en áreas residenciales, así como la necesidad de mayor vigilancia ambiental y comunicación efectiva por parte de las autoridades.
En un condado donde coexisten comunidades costeras, zonas industriales y desarrollos urbanos en crecimiento, los residentes exigen medidas más claras para garantizar la seguridad ante emergencias como la del incendio en la planta de Galveston.
Incendio en la planta de Galveston: lo que sigue
Aunque el incidente ocurrió fuera de los límites de la ciudad de Houston, su impacto se siente en toda la región metropolitana. Las condiciones del aire, los riesgos ambientales compartidos y la cercanía de las zonas industriales con áreas residenciales son temas de interés para quienes viven en el sureste de Texas.
Eventos como el incendio en la planta de Galveston evidencian la necesidad de fortalecer los sistemas de monitoreo ambiental y las estrategias de comunicación ante emergencias. También destacan la importancia de realizar evaluaciones constantes en terrenos que, aunque estén fuera de servicio, pueden representar riesgos latentes.
La Prensa de Houston continuará siguiendo este caso e informando sobre los avances de la investigación y las implicaciones para la salud y seguridad de las comunidades cercanas.
