Washington.- Hace 20 años, un depredador sexual comenzó a pagar a jóvenes menores de edad a cambio de mantener relaciones sexuales con él. Pero, no era uno más, sino un magnate con recursos ilimitados que, por su actividad y relaciones, todavía continúa impactando en la vida pública estadounidense, no importando que ya murió.
Se trata del financiero Jeffrey Epstein, quien continuó de depredador, por lo que en 2005 varias chicas lo denunciaron. Pero el abogado de Epstein logró un acuerdo con el fiscal, considerado después ilegal, por el que el acusado recibió una condena de sólo trece meses de prisión a cambio de declararse culpable de solicitar los servicios de una prostituta menor de edad.
Tras esta detención, Epstein permaneció fuera de la escena pública hasta que, en 2018, un reportaje publicado por el Miami Herald sacó a la luz más de sesenta testimonios de mujeres víctimas de una red de tráfico sexual. A la cabeza de la trama estaban el propio Epstein y Ghislaine Maxwell, quien había sido su pareja y se encargaba de reclutar a las menores. Gracias a estos testimonios, ambos fueron detenidos en julio de 2019. Ella fue condenada a veinte años de prisión, que todavía cumple. Epstein murió en prisión en agosto de 2019 mientras esperaba a que se celebrara su juicio.
Los documentos judiciales relativos al caso fueron desclasificados en 2023 y en ellos aparentemente aparecen mencionadas importantes figuras públicas como el ahora presidente Donald Trump, el expresidente Bill Clinton o el príncipe Andrés, hermano del rey Carlos de Inglaterra. Aparecer en estos textos no significa haber cometido delitos, pero demuestra que estas personas mantuvieron algún tipo de relación con el pederasta.
Ahora, la trama ha vuelto a la esfera pública tras un memorándum del Buró Federal de Investigación (FBI) y el Departamento de Justicia en el que informan que no se publicarán más documentos relativos al caso, contradiciendo así la promesa electoral de Trump de que sacaría a la luz la información.
Además, recientemente fue despedida la fiscal federal de Manhattan, Maurene Comey, quien lideraba los cargos contra el magnate antes de su muerte y se encargó de la acusación de Maxwell, que acabó con ella en prisión.
El Departamento de Justicia no ha aclarado por qué el Gobierno ha despedido a Maurene, lo que alimenta las sospechas de un intento de Trump de ocultar información sobre el caso. No es la única acción del Gobierno que suscita dudas. En febrero, la fiscal general, Pam Bondi, aseguró que tenía la lista de clientes de Epstein sobre su escritorio y “montones” de pruebas que hacer públicas. Pero el Departamento de Justicia, que Bondi dirige, y el FBI aseguran ahora que la lista no se publicará y que ni siquiera existe.
Ahora, se destacó que el presidente mantuvo una relación de amistad con el magnate durante quince años, pero ambos se distanciaron antes de que Epstein fuera detenido por primera vez. Esa amistad hace sospechar de que no se dé a conocer la lista de amigos de Epstein.
Entre la información más reciente en este caso, se informó que Maxwell se ha ofrecido a testificar ante el Congreso, pero no sin antes imponer sus condiciones, como inmunidad, según una lista de sus exigencias enviada por sus abogados al Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes, pero este rechazó la a solicitud de los abogados de Maxwell para otorgarle inmunidad a cambio de testificar.