Washington.- El Ejército estadounidense realizó este 01 de noviembre un nuevo ataque en el mar Caribe contra una embarcación que, según el gobierno, estaba vinculada al narcotráfico, y que dejó tres tripulantes muertos, de acuerdo con el secretario de Guerra, Pete Hegseth. La administración Trump presenta estas operaciones como parte de su estrategia para combatir el narcotráfico en América Latina y el Caribe, pero expertos y organismos internacionales cuestionan la legalidad de los bombardeos en aguas internacionales.
Estados Unidos no precisó tampoco ahora las nacionalidades de los asesinados. “Este barco, como los anteriores, era conocido por nuestros servicios de inteligencia por estar involucrado en el tráfico ilícito de estupefacientes; navegaba por una ruta identificada con ese tipo de operaciones y transportaba drogas”, escribió Hegseth en X.
“En el momento del ataque, tres narcoterroristas de sexo masculino se encontraban a bordo. La operación se realizó en aguas internacionales. Los tres murieron y ningún miembro de las fuerzas estadounidenses resultó herido”, añadió el secretario.
Como ha ocurrido desde el inicio de esta campaña de ejecuciones, las autoridades de Estados Unidos no revelaron la identidad de las víctimas ni el contenido de la lancha.
Desde principios de septiembre, Estados Unidos lleva a cabo ataques aéreos tanto en el Caribe como en el Pacífico contra embarcaciones que presenta como pertenecientes a narcotraficantes rumbo a su territorio.
Expertos y organismos internacionales cuestionan la legalidad de estos ataques en aguas extranjeras o internacionales, dirigidos contra sospechosos que no fueron interceptados ni interrogados.
El alto comisionado de la Organización de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, instó a Estados Unidos a suspender estas operaciones y a garantizar investigaciones “rápidas, independientes y transparentes”.
El presidente estadounidense justifica su despliegue militar en la región bajo el argumento de una “guerra contra bandas terroristas”, y ha estacionado allí un amplio dispositivo naval.
Donald Trump acusa además al presidente venezolano, Nicolás Maduro, de formar parte de un “cuartel del narcotráfico” y, de manera inusual, confirmó públicamente lo que suele mantenerse en secreto: la presencia de agentes de la CIA en Venezuela. Maduro niega las acusaciones y denuncia intentos de desestabilización y de derrocamiento por parte de Washington.
El presidente de Estados Unidos también endureció recientemente su discurso sobre Colombia y el presidente Gustavo Petro en el marco de la lucha antidrogas. Calificó a Petro como “un líder del narcotráfico” y anunció el fin de la ayuda financiera estadounidense a Bogotá; días después, su administración impuso sanciones al mandatario colombiano, mediante el Departamento del Tesoro, por supuestos vínculos con el narcotráfico. El presidente colombiano rechazó las acusaciones y anticipó acciones legales.
Para algunos analistas, la estrategia de Trump hacia América Latina carece de coherencia. Por ejemplo, Michael Shifter, profesor en la Universidad de Georgetown y especialista en política regional, declaró al diario francés Le Monde: “No creo que exista una estrategia clara para América Latina. Lo que vemos es una serie de acciones y decisiones típicas del estilo de Trump en política exterior: amenazar y castigar a ciertos países».