Brasil.- Las autoridades informaron que al menos 119 personas murieron en una serie de redadas realizadas en Río de Janeiro, lo que la convierte en la operación policial más letal en la historia de la segunda ciudad más grande de Brasil.
Los operativos, realizados antes del amanecer, tenían como objetivo a líderes del notorio Comando Vermelho (Comando Rojo), uno de los grupos criminales más grandes del país que opera en numerosas favelas de las colinas de Río.
Felipe Curi, secretario de la Policía Civil del estado de Río de Janeiro, confirmó la cifra total durante una conferencia de prensa. Ahí, precisó que entre los fallecidos había cuatro policías locales.
El gobernador de Río, Claudio Castro, había informado inicialmente que había 64 muertos, antes de reducir la cifra a 58. La Defensoría Pública del estado, un organismo independiente, indicó más tarde que había contabilizado 132 muertes.
Los tiroteos con fuerzas policiales fuertemente armadas se extendieron a lo largo de calles densamente pobladas, mientras algunos miembros de bandas levantaban barricadas improvisadas con autos incendiados. Se vio a policías agrupando a jóvenes sin camisa antes de detener a más de 80 de ellos.
A lo largo del día, unos 2 mil 500 policías, apoyados por 32 vehículos blindados, ejecutaron órdenes de arresto en las favelas del norte de Río.
Los intensos enfrentamientos armados estallaron pocos días antes de que la ciudad costera se prepare para albergar eventos previos a la COP30, antes del inicio de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que se celebrará este año en Brasil.
Las autoridades locales intensificaron repetidamente los esfuerzos para combatir el crimen organizado antes de grandes eventos celebrados en Río. Pero la magnitud y el nivel de destrucción de la operación superaron con creces las acciones policiales anteriores, incluso en una ciudad con una larga historia de violencia sangrienta entre bandas y fuerzas de seguridad.
El estallido de violencia en Río ocurre en el contexto de mayores esfuerzos para combatir el crimen organizado en Brasil y en toda la región. Las ejecuciones extrajudiciales de presuntos narcotraficantes (una práctica habitual en la ciudad) también están generando un creciente escrutinio.
Los recientes operativos policiales en Río también ponen de manifiesto una división entre las autoridades estatales y federales sobre cómo enfrentar a las bandas. Según las autoridades de Río, los miembros del Comando Vermelho utilizaron drones para arrojar explosivos contra las fuerzas de seguridad y secuestraron decenas de autobuses.
“Esta es la magnitud del desafío que enfrentamos”, escribió Castro en redes sociales; asimismo, como en Estados Unidos, calificó la estrategia policial como “narcoterrorismo”.
Gleisi Hoffmann, enlace del presidente Luiz Inácio Lula da Silva con el Congreso, coincidió en que se necesita más acción conjunta, pero destacó una reciente operación contra el lavado de dinero para resaltar los esfuerzos del gobierno federal. También pidió al Congreso aprobar las propuestas del presidente para modificar la Constitución y permitir acciones más contundentes contra los criminales.
“Una vez más se hizo evidente la necesidad de coordinación entre las fuerzas de seguridad en la lucha contra el crimen organizado”, escribió en redes sociales.
Más tarde, funcionarios informaron que el gobierno federal convocará una reunión de emergencia con Castro.