Washington.- La Armada exoneró a 256 marineros afrodescendientes que fueron castigados injustamente en 1944 tras una terrible explosión portuaria que mató a cientos de militares y dejó al descubierto el racismo en esa fuerza que por entonces estaba segregada.
El 17 de julio de 1944, unas municiones que estaban siendo cargadas en un buque de carga detonaron, causando estallidos secundarios que encendieron 5 mil toneladas de explosivos en la estación Port Chicago, cerca de San Francisco.
La explosión mató a 320 marineros y civiles, casi el 75 por ciento de ellos afrodescendientes, e hirió a otros 400 miembros de la fuerza. Los marineros de color que sobrevivieron tuvieron que recoger los restos humanos y limpiar la zona, mientras que a los oficiales blancos se les dio licencia para recuperarse.
El muelle era un importante punto de carga municiones para las fuerzas estadunidenses en el Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial, y la tarea de cargar esos buques recaía mayormente en marineros negros, supervisados por oficiales blancos.
Antes de la explosión, los marineros afros habían expresado preocupaciones sobre las operaciones de carga. Poco después del estallido, se les ordenó regresar a los muelles aunque no se había tomado ninguna medida adicional de seguridad.
Cincuenta marineros que se negaron a trabajar hasta que mejoraran las medidas de seguridad fueron enjuiciados colectivamente bajo cargos de amotinamiento y fueron enviados a la cárcel injustamente.