El viernes 28 de abril pasada la medianoche, una familia de origen hondureño residentes en la ciudad de Cleveland, Texas, al noreste de Houston, sufrió la peor de las tragedias.
Mientras unas quince personas, entre familia y allegados se encontraban reunidos, el vecino de nombre Francisco Oropesa, disparaba cerca de la propiedad de sus vecinos.
Cuando le pidieron que no lo hiciera o lo hiciera más lejos, porque el estruendo de los balazos despertó y hacía llorar a un niño de un mes y medio de nacido, este se dirigió a la casa y con un arma de largo alcance, una AR15, según describieron las autoridades y comenzó a disparar indiscriminadamente.
Era la casa de Wilson García, padre de familia y esposo quién lo único que había pedido era un poco de tranquilidad para esa noche y que su hijo pudiera dormir.
Según describe García, luego de disparar varias veces y ver a las víctimas en el piso, el sospechoso se regresó y “les disparó en la cabeza”, estilo ejecución.
“Era mi esposa y mi hijo”, dijo García entre sus llantos el sábado a los medios mientras se dirigía a su vivienda aún acordonada por las autoridades.
Las personas que fallecieron en este tiroteo masivo que ha enlutado a una comunidad son Sonia Argentina Guzmán, de 25 años; Diana Velázquez Alvarado, de 21; Julisa Molina Rivera, de 31; José Jonathan Casarez, de 18; y Daniel Enrique Laso, de 8 años de edad.
Inmediatamente después que se empezó a hablar del caso, varias agencias policiales locales, estatales y nacionales se unieron para llevar a cabo la búsqueda de Oropesa, quien es originario de México y tiene 38 años de edad.
El alguacil del condado San Jacinto, Greg Capers desde el sábado alertó a la comunidad de toda el área a que denunciaran el paradero del sospechoso si tenían información.
Poco a poco, fueron saliendo más detalles de lo ocurrido esa fatídica noche.
“Le pedimos de favor que si podía disparar más lejos, llamamos cinco veces a la policía”, explicó García y con su voz entrecortada el padre relata los hechos de esa noche.
“Solo llegó y disparó, cayó mi esposa y luego entró hasta adentro a buscar a todos a la casa. Yo puse la cajonera en la puerta y eché llave y me tiré por la ventana”.
El domingo 30 de abril, a dos días de ocurrida la masacre, las autoridades dijeron que tenían “cero pistas” sobre el paradero del sospechoso. La búsqueda se tornó intensa, pero no se ha logrado dar con él.
Ese mismo día por la tarde, el FBI y la oficina del alguacil del condado de San Jacinto dieron una conferencia en conjunto.
Allí alertaron a la comunidad de que en caso que se encontrase de frente con Oropesa, no lo confronten, sino que llamen inmediatamente al 911, porque “ está armado y es peligroso”.
Greg Capers, el alguacil del condado San Jacinto, anunció que ofrecen $55,000 dólares de recompensa por información que lleve a la localización y arresto de Francisco Oropesa.
Mientras tanto en la conferencia de prensa, James Smith, el agente especial de FBI a cargo del caso, dijo que esta agencia ofrece $25,000 dólares de recompensa dando un total de $80,000.
Al mismo tiempo anunciaron que en este caso hay 250 agentes de varias agencias siguen en la búsqueda del sospechoso de quien han hecho públicas varias fotografías incluyendo la de un tatuaje en su brazo izquierdo de lo que parece ser una mujer azteca.
Mientras las autoridades siguen la cacería para dar con el acusado, los familiares se reunieron para un vigila el domingo por la tarde y allí García dijo que esperan repatriar los cuerpos de las víctimas a su natal Honduras.
Si usted tiene información que lleve a la localización y arresto del sospechoso puede llamar al 936-653-4367, del sheriff del condado San Jacinto, o al 1-800-324-8477 del FBI.
Se creó una cuenta go fund me para ayudar a pagar los gastos funerarios de las 5 víctimas que fueron asesinadas en Cleveland, Texas. Todos los fondos irán directamente a las familias afectadas.
“Más que nada para ayudar a los 6 menores que perdieron a sus madres y necesitarán mucho apoyo,” según Carlos Espina.