Por estos días de fiestas hay un objeto que toma gran relevancia y se convierte en parte de la diversión.
Se trata de la piñata, esa colorida figura que todos estamos dispuestos a romper para que salga su delicioso contenido.
Por estos días, no importa si la celebración tiene un toque religioso cómo las tradicionales posadas o simplemente es una fiesta, siempre la piñata llega para darnos ese momento extra de diversión.
“Dale, dale, no pierdas el tino”, así cantamos todos cuando alguien le está dando palos y cuando termina la tradicional canción es tiempo para que el turno sea para la siguiente persona.
Si regresamos un poquito a la historia, se cuentan varias versiones del porqué existe la famosa piñata que en su forma original era una estrella de siete picos.
Con el tiempo esta se ha modificado y se hace de diferentes figuras y hasta el material primario que era las ollas de barro se han sustituido por cartón.
Se dice que los aztecas celebraban el nacimiento Huitzilopochtli, dios del sol y de la guerra, quebrando ollas de barro.
Obviamente a la llegada de los españoles muchas tradiciones se mezclaron entre sí y una de estas fue el surgimiento de la piñata.
Se dice también, que fue inspirada en las figuras que en China se rompían a fin de año y de allí se fue a Italia donde le pusieron “pignatta” y, por eso, después los misioneros agustinos que viajaron a México crearon esta mezcla y la introdujeron a la cultura al mismo tiempo que se cree introdujeron la tradición de las posadas.
Como mencionamos, la piñata original era en forma de estrella y tenía siete picos, cada uno representa uno de los siete pecados capitales.
Mientras que golpear la piñata con un palo hasta romperla simboliza la lucha contra el mal, y los dulces y frutas, representan los bienes obtenidos al preferir el bien por encima del mal y los regalos del cielo sí se ve desde un punto de vista religioso.
Por su parte, la venda con la que se cubren los ojos representa la fe ciega en Dios, mientras que los colores brillantes y el oropel simbolizan las vanidades del mundo y las tentaciones del demonio.
Ahora, la piñata se ha convertido en un elemento de la cultura mexicana que ha traspasado fronteras y que sigue siendo parte de los festejos de muchas familias hispanas aquí en Estados Unidos.
