El Ozempic es un fármaco contra la diabetes que tiene la reducción del apetito como uno de sus efectos secundarios.
Esto ha llevado a que muchas personas sin diabetes se hayan obsesionado con tomarlo, llegando incluso a provocar desabastecimiento en los países en los que no se requiere receta médica.
Lo ideal sería una alternativa que se centre solo en el apetito y eso es lo que está investigando un equipo de científicos de la Universidad de Copenhague, cuyos resultados se acaban de publicar en Nature.
Estos investigadores han desarrollado lo que algunos medios de comunicación han bautizado como un Ozempic de segunda generación.
Pero, estrictamente hablando, este fármaco para adelgazar no tiene nada que ver con Ozempic.
En los hechos, se aprovecha de la puerta de entrada de los fármacos agonistas de GLP-1, entre los que se encuentra Ozempic.
Pero, una vez que atraviesa esa puerta, su comportamiento es muy distinto y, si los resultados en ratones se consiguen extrapolar a humanos, será mucho más beneficioso.

La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) junto a Novo Nordisk (fabricante de Ozempic) alertaron que algunos productos incautados de dicho medicamento carecen de identidad, calidad o seguridad, por lo que se consideran medicamentos apócrifos.
Esto se desprende, ya que además de controlar los niveles de azúcar en la sangre, los medicamentos que tienen semaglutida como principio activo, como el Ozempic, también muestran potencial para el tratamiento de la obesidad.
En 2021, una investigación sobre el compuesto sintético, publicada en la revista científica The New England Journal of Medicine, demostró que contribuía a reducir el 15% del peso de los voluntarios, una tasa que hasta entonces no había sido alcanzada por ningún otro fármaco.
En el estudio participaron 1961 adultos con un índice de masa corporal (IMC) superior a 30, lo que ya se considera obesidad, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La explicación del éxito del fármaco es que, a diferencia del GLP-1 natural, la semaglutida sintética no se degrada rápidamente en el organismo.
Lo que mantiene la sensación de saciedad durante más tiempo, reduciendo el apetito. Sin embargo, los médicos prescriben el fármaco con este fin utilizando una práctica off-label (fuera de indicación), lo que significa que aún no hay aprobación oficial de una agencia reguladora ni indicación en los prospectos para el tratamiento.
La Agencia Europea del Medicamento (EMA) indica que los efectos secundarios más frecuentes asociados al Ozempic incluyen problemas del aparato digestivo como diarrea, vómitos y náuseas (mareo). Estos efectos son de gravedad baja a moderada y duran poco tiempo.
Otro efecto secundario observado es lo que se ha denominado “cara Ozempic”, que deja el rostro de la persona con un aspecto envejecido. Este resultado, sin embargo, no está necesariamente relacionado con el uso del medicamento, sino con la rápida pérdida de peso.
Además, al recurrir al fármaco con el propósito de perder peso sin criterio ni seguimiento médico puede provocar efectos secundarios no deseados e incluso un empeoramiento de la situación de obesidad.
Asimismo, sin un tratamiento multidisciplinar, con ayuda de dieta y ejercicio, la persona puede entrar en el efecto acordeón (cuando se pierde una cantidad considerable de peso, pero lo recupera) y desarrollar otros problemas de salud.