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Día de los muertos, la celebración de la vida

En años recientes esta festividad se ha popularizado, pero esperar la llegada de las almas de los difuntos en ese día es una tradición milenaria.

by Domingo Banda

Houston.- El Día de Muertos en la visión indígena implica el retorno transitorio de las ánimas de los difuntos, quienes regresan a casa, al mundo de los vivos, para convivir con los familiares y para nutrirse de la esencia del alimento que se les ofrece en los altares puestos en su honor. 

En esta celebración de Día de Muertos, la muerte no representa una ausencia sino a una presencia viva; la muerte es un símbolo de la vida que se materializa en el altar ofrecido. 

La celebración del Día de Muertos se lleva a cabo los días 1 y 2 de noviembre ya que esta se divide en categorías: De acuerdo con el calendario católico, el 1 de noviembre corresponde a Todos los Santos, día dedicado a los “muertos chiquitos” o niños, y el día 2 de noviembre a los Fieles Difuntos, es decir, a los adultos. 

Cabe mencionar que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), declaró en 2008 esta festividad como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Los altares de muertos

Cada año muchas familias colocan ofrendas y altares decorados con flores de cempasúchil, papel picado, calaveritas de azúcar, pan de muerto, mole o algún platillo que le gustaba a sus familiares a quien va dedicada la ofrenda, y al igual que en tiempos prehispánicos, se coloca incienso para aromatizar el lugar.

Calaveritas de dulce

Recuerdan a la muerte siempre presente, ese paso inevitable de lo terrenal a lo místico, es decir una celebración de la vida a través de lo que comúnmente podría significar algo malo como puede ser la figura de la parca o los cráneos. En noviembre aparecen en diferentes tamaños, decorados con coronas, espirales y grecas multicolores. Algunas tienen el nombre del difunto, otras se regalan con el nombre de las personas vivas, recordándoles su inevitable destino.

La catrina

La Catrina mexicana nació como una burla hacia la clase social alta que intentaba dejar atrás raíces y se vestían y comportaban al estilo europeo. José Guadalupe Posada, en el año 1912, creó lo que en ese momento se llamó como “La Calavera Garbancera’’. Un personaje que no puede faltar en Día de Muertos, ya que es un símbolo de muerte y un recordatorio de que en cualquier momento puedes perecer.

 

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