En su reciente cita con el público, Joaquín Sabina ofreció, la más rotunda gira de su dilatada carrera, ganándose a un respetable más de 700,000 personas en casi 60 conciertos por una docena de países por todo el planeta.
Al calor de esas mieles y por la llana cortesía de no abandonar la fiesta sin despedirse, Joaquín Sabina ha decidido subir de nuevo a los escenarios para saludar por última vez antes de bajar el telón. Una gira donde decirnos, donde decirse, “Hola y adiós”.
Con esta nueva gira, de la que pronto se anunciarán fechas concretas, Sabina nos brinda la oportunidad de despedir unas canciones que, aun siendo demasiado jóvenes para la eternidad que les aguarda y que de tan nuestras ya no parecen venir de un cantautor, sino de las fuentes mismas de la tradición popular, resistiendo incólumes el paso de sucesivas generaciones, nunca más serán cantadas ante miles de personas por su propio autor, que jubila su faceta de trotamundos guitarra en ristre celebrando su propia supervivencia con este convite de despedida.
Joaquín adelantó que tras esta gira ya no habrá más periplos interminables por recintos multitudinarios, pero se guarda en la manga el as de reaparecer a placer, sea porque las musas le susurren poemas o canciones que merezca la pena compartir, o porque le piquen las ganas de subirse a cualquier entarimado para darse, darnos, un homenaje.
“En la última gira alguna vez, aunque en voz no muy alta, dije que sería la última gira grande. He cambiado de opinión porque la pasé tan bien y fue emocionante estar en América, en España y más lugares con mis músicos sobre el escenario que he decidido hacer una última gira de despedida”, dijo por medio de vídeo el artista.
Sabina cuelga con “Hola y adiós” sus guantes de piel de poesía y guitarra, rellenos del polvo de la carretera y la manta, del intenso carmín de las mil veces mil y una noches, remendados tantas veces con el hilo de la derrota y la hebra de la esperanza, y preparados para ofrecernos un último nocaut emocional de más de dos horas de duración con una veintena larga de temas que son ya plegarias universales del sueño imposible del amor y del querer meterle mano a la vida.
La vuelta al ruedo de Sabina, se cierra un círculo que abarca medio siglo desde sus primeras apariciones públicas, cuando hacía la calle en el metro londinense, durante su autoexilio en las postrimerías del franquismo.
Un incierto punto de partida para alguien que, tras cabalgar a lomos de los vertiginosos ochenta con un bello lirismo urbano que excedía el ámbito de la canción de autor, traspasó durante los noventa la frontera de profeta en su tierra para entrar definitivamente en el nuevo milenio bajo la categoría de mito internacional: desde Tierra de Fuego hasta el Desierto de Sonora, precedido por una leyenda disoluta y un sólido e impresionante torrente de canciones indelebles alojadas en una discografía totémica que, que, como ya viene sucediendo, se seguirá estudiando en los libros de la Historia del acervo popular.
La gira comenzará el próximo mes de febrero de 2025 en América y durante 11 semanas recorrerá México, Estados Unidos, Costa Rica, Colombia, Perú, Chile, Uruguay y Argentina. Tras una breve pausa, la gira seguirá su rumbo a España y Europa, hasta su final en el mes de noviembre.
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