La muerte de Paquita la del Barrio definitivamente impactó a la comunidad que gusta de la música mexicana, sus canciones se convirtieron en parte de la cultura popular. Así es como nos podemos dar cuenta de la influencia que tienen los artistas en la sociedad. Y es que Paquita a pesar de cantar música para el pueblo, logró colarse entre las más altas esferas con sus letras que siempre iban en contra de los hombres.
No lo podemos negar, todos reíamos cuando nos decía “inútiles”, tal vez a uno que otro le quedaba el saco, pero los miles que llenan sus conciertos hasta decían sentirse alagados por la artista.
En cuanto a las mujeres, Paquita definitivamente se convirtió en una referencia a la voz de las féminas, siempre con sus temas. Muchas sintieron que ella salía en defensa de su género. Muchos hablan del empoderamiento que le dio a las mujeres, quizás con letras controversiales y a veces hasta con temas tabú que una mujer no cantaría o repetiría en su vida cotidiana.
Por casi sesenta años, fue la voz del despecho, misma que quedó plasmada en sus casi cincuenta discos grabados.
Siempre ataviada con sus icónicos vestidos con mucha pedrería y con muchas joyas de oro, Paquita subía al escenario para deleitar a su público. Su popularidad no se limitó a México, sus canciones rebasaron las fronteras así como sus presentaciones.
Tuve la oportunidad de conocer a Paquita y ver de cerca los efectos que causaban sus canciones en la audiencia de los conciertos. Fueron varias ocasiones en que tuve la oportunidad de laborar en las giras que hacía Vicente Fernández en Texas y Paquita era la encargada de abrirlos.
Su equipo, siempre liderado por su representante Francisco, era muy amable y es que la jefa tenía esa virtud. Era muy sencilla y muy seria a la hora de charlar, digo eso porque varias veces me tocó sentarme en la misma mesa para comer antes de la presentación.
En los conciertos, usualmente en el lugar hay una especie de cafetería que sirve al equipo que trabaja en las giras, allí entre el corre y corre uno puede comer sin descuidar las labores que uno anda haciendo.
Siempre llegaba un buen tiempo antes de la presentación, usualmente ya venía peinada, compartía que ella misma secaba su pelo y le daba su clásico estilo al peinarse. Así era, sencilla y práctica.
Luego de comer, iba a su camerino y ya no la veíamos hasta casi la hora cuando caminaba rumbo al escenario, los tacones se los ponía justo antes de subir a cantar. Siempre era recibida con aplausos de todos hombres y mujeres.
Ya cuando bajaba se retiraba temprano a descansar, siempre amablemente se despedía y si había que verla al siguiente día durante la gira era la misma rutina. Así vi un lado de Paquita que me hizo reafirmar lo sencilla que era y que ahora puedo compartir con ustedes.
También la entrevisté varias veces y me di cuenta de que era una mujer franca y honesta, pero de muy pocas palabras. Ella respondía de manera rápida y concisa y no se andaba con rodeos.
Su muerte la hará convertirse en una leyenda y sus canciones seguramente seguirán siendo cantadas y dedicadas a los hombres que se portan mal.
Paquita seguirá causando impacto en la sociedad y en la industria de la música.
