Con un servicio público que duró aproximadamente una hora y donde estuvo presente su familia, líderes de la ciudad y un gran número de personas de la comunidad, se despidió a Jocelyn Nungaray.
A la funeraria y cementerio Earthman Resthaven Funeral Home, comenzó a llegar la gente desde muy temprano a pesar que el servicio no iniciaba hasta la una de la tarde.
Personas de todas las edades incluyendo niños con flores y globos llegaron a decirle adiós a la pequeña que hace casi dos semanas fue brutalmente asesinada.
Su madre Alexis Nungaray entre llanto despidió a su hija.
El fuerte sol del día se reflejaba en sus rostros entristecidos de los presentes, despedían a quien si no conocían en persona conocieron por medio de la trágica noticia de su muerte.
“Le doy las condolencias a su familia, especialmente a la mamá. Uno tiene hijos y le duele”, dijo una asistente de nombre Carolina, que estuvo presente sin importar el fuerte calor que se dejaba sentir en el cementerio.
Luego del servicio, su ataúd color café fue llevado en una carroza jalada por un caballo blanco, detrás iba su familia y toda la gente para acercarse a su última morada. A pesar de la larga caminata la gente no desistió, siguieron firmes con su meta de acompañar a Jocelyn.
Al llegar al lugar donde sería sepultada, un grupo de familiares incluyendo su abuelo Kelvin Alvarenga, cargaron el ataúd para colocarlo en el lugar de su tumba.
Antes de ser sepultada, su familia liberó palomas blancas y pusieron rosas sobre el ataúd.
“Da coraje y mucha tristeza que la vida de una pequeñita de doce años sea terminada así, tan trágicamente por gente que según venían perseguidos de su nación y al final de cuentas comenten una fechoría de este tamaño”, expresó Javier Rodríguez otros de los asistentes.
Y es que a pesar de que se despedía a la menor, la gente no se olvida que tras las rejas están los acusados de asesinarla, los venezolanos Franklin Peña y Johan José Rangel.
Ambos tuvieron su audiencia con el juez donde se les impuso una multa de 10 millones de dólares a cada uno.
“Se merecen el peor castigo del mundo”, nos dijo Carolina una conocida de la familia sobre los acusados.
Ahora que sus restos descansan en paz, a la familia solo le queda esperar para que los acusados sean llevados a juicio.