Claudy Morales – Periodista e Influencer
Octubre siempre nos invita a detenernos un momento para reconocer quiénes somos y de dónde venimos. El Mes de la Herencia Hispana no es simplemente una fecha marcada en el calendario; es un recordatorio vivo de la riqueza cultural que hemos traído a este país, del trabajo y los sueños que cada familia hispana ha sembrado, y de cómo, poco a poco, hemos ido dejando huella en Houston, en Texas y en toda la nación.
Este año, esa celebración se sintió muy cercana y muy nuestra en un evento que tuvo lugar el pasado sábado en Katy. Fue organizado por Mi Gente en Texas, bajo el liderazgo de la influencer y creadora de contenido Astrid Burney, y logró reunir a decenas de pequeños empresarios junto a organizaciones culturales que mantienen viva la esencia de nuestro folklore. La convocatoria fue un reflejo de lo que somos como comunidad: trabajadores, creativos, resilientes y profundamente orgullosos de nuestras raíces.
Allí, venezolanos, colombianos, hondureños, mexicanos, entre otros, se encontraron en un mismo espacio. Cada stand, cada presentación, cada emprendimiento hablaba del esfuerzo y del amor con el que construimos día a día. Había música que nos recordaba a nuestras tierras, danzas que contaban historias con cada movimiento, sabores que trasladaban a la infancia y artesanías que reflejaban identidad. Pero más allá de lo que se podía ver o comprar, lo que más se sentía era la energía de la unión.
En medio de los retos que hemos atravesado como comunidad este 2025, especialmente en lo relacionado con la inmigración, este encuentro se convirtió en un respiro. Un recordatorio de que, aunque haya dificultades, la cultura hispana siempre florece. Y florece con alegría, con sabor, con fuerza y con una capacidad enorme de transformar cualquier espacio en un lugar lleno de vida.
Lo más bonito de todo es que al reunirnos nos damos cuenta de algo fundamental: son muchas más las cosas que nos unen que las que nos separan. A veces creemos que las diferencias entre nuestros países son grandes, pero cuando compartimos, descubrimos que esas diferencias son mínimas y que lo esencial —nuestros valores, nuestra música, nuestro idioma, nuestra calidez— es lo que nos conecta de verdad. Esa sensación de cercanía, de vernos reflejados unos en otros, es la que hace que nuestra comunidad sea tan poderosa.
La energía que se respiró en Katy no se queda en un solo evento. Es la misma que cada hispano lleva consigo cuando abre un negocio, cuando se atreve a emprender, cuando enseña a sus hijos el baile típico de su tierra, o cuando decide compartir un platillo con los vecinos. Es esa chispa que nos impulsa a seguir adelante y que también enriquece la vida de quienes comparten Houston con nosotros.
Por eso, al celebrar este Mes de la Herencia Hispana, quiero invitarte a mirar con orgullo tu historia y la de tu familia. Somos una comunidad que, lejos de dividirse, se fortalece en la diversidad y encuentra en sus semejanzas un punto de unión. Ser hispano no es solo una referencia a nuestro origen; es una forma de vivir con pasión, de trabajar con constancia, de luchar con esperanza y de seguir contagiando amor por Houston.
