Texas.- El gobernador Greg Abbott autorizó a las fuerzas de seguridad estatales a aprehender y devolver a migrantes sin papeles a la frontera con México, al asumir facultades de los agentes federales, probando los límites jurídicos en su intento de disminuir el número de cruces ilegales.
Previamente, el Departamento de Justicia federal de Estados Unidos informó que investiga posibles violaciones a los derechos civiles durante la multimillonaria misión de seguridad fronteriza de Texas, que otorgó a la Guardia Nacional local facultades para realizar arrestos y en la que las autoridades estatales envían a los migrantes en autobús hasta Washington, según registros públicos.
El gobierno federal es el responsable de hacer cumplir las leyes de inmigración, pero, durante más de un año, Texas ha patrullado la frontera con mano cada vez más dura.
Con la orden ejecutiva que emitió, Abbott no fue tan lejos como para autorizarle a los policías de Texas ni a los miembros de la Guardia Nacional a que lleven a los migrantes a través de los puertos de entrada para dejarlos en México. Eso decepcionó a exfuncionarios de Donald Trump, que presionan a Abbott para que declare una “invasión” en marcha y ordene a fuerzas estatales sacar por la fuerza a los migrantes sin papeles del país.
Pero la disposición de Abbott sigue siendo una expansión significativa de los poderes normales de la Guardia Nacional y la policía estatal, que hasta ahora han entregado a los migrantes a agentes de la Patrulla Fronteriza, y en algunos casos han efectuado arrestos bajo cargos estatales de invasión de propiedad privada. También genera interrogantes sobre el entrenamiento con que cuentan para detener y transportar a migrantes.
Los cruces ilegales se encuentran en su nivel más alto o cerca de él en las últimas dos décadas. En la frontera de Texas, las autoridades federales impidieron 523 mil cruces ilegales entre enero y mayo, un incremento en comparación con los 417 mil cruces de ese mismo periodo hace un año.
Abbott ha culpado de ello al gobierno del presidente Joe Biden y ha gastado más de 3 mil millones de dólares de fondos estatales en un mecanismo masivo de seguridad fronteriza. Sin embargo, la operación estatal no ha detenido el flujo migratorio.