En el caso más reciente que hizo noticia y que sacudió a toda la región en el área de Houston, queda comprobado que se debe tener cuidado con quien se deja a los niños a todo momento. Hablo del caso de Audrii Cunningham, la pequeña de 11 años que se perdió y luego apareció muerta bajo el agua del Río Trinity.
En total estuvo perdida durante seis días, se perdió el 15 de febrero justo cuando se suponía que debía tomar el autobús escolar para dirigirse a su escuela. Aunque según reportes no fue reportada como perdida hasta que se dieron cuenta de que nunca se bajó del autobús en la tarde cuando se suponía que debía regresar.
Desde el inicio, se supo que había una persona de interés: era un hombre de 42 años que residía en la misma propiedad donde Audrii vivía con su familia.
Don Steven McDougal, es el nombre del sospechoso que fue arrestado y a quien autoridades acusan del asesinato de la pequeña.
Según varios medios de comunicación que tuvieron acceso al archivo policial, dicen que la niña apareció bajo el agua, con una piedra amarrada a su cuerpo, con una cuerda de la cual identificaron otra pieza similar en la camioneta del sospechoso.
Esto una vez más comprueba la teoría de que en la mayoría de las veces que algo sucede a un menor es causado por un familiar o conocido de los padres.
Es de verdad una situación triste que a veces las personas en las que se debe confiar sean las que rompan esa confianza de esa forma tan trágica.
Según un reporte del Departamento de Justicia en un artículo, los jóvenes de 11 a 17 años tienen más probabilidades de ser asesinados por alguien que conocen, especialmente amigos y conocidos.
En cuanto al tema del abuso sexual a menores, tam- bién existe este tipo de estadísticas, que definitiva- mente deberían poner en alerta a los padres de familia.
A veces la confianza que se les da a las personas, es lo que lleva a esta situación. En el sitio de internet del Centro de Prevención de Abuso a Menores y Suicidio del estado de Indiana explican que más del 90% de los abusadores son personas que los niños conocen, aman y en las que confían.
Entre el 30% y el 40% de las víctimas menores de 18 años sufren abusos por parte de un miembro de la familia y el 50% sufre abuso por parte de alguien fuera de la familia a quien conocen y en quien confían.
Así que, una vez más repito que los padres deben poner atención de quienes están alrededor de sus hijos y cómo ellos reaccionan a estas personas, y si los menores vienen y les comparten una situación de estas, hay que hablar con ellos, creerles y buscar ayuda.
Según expertos, los niños víctimas de abuso sexual que lo mantienen en secreto o que lo cuentan y no se les cree corren mayor riesgo que la población general de sufrir problemas psicológicos, emocionales, sociales y físicos que a menudo duran hasta la edad adulta. Hay que estar bien informado, tener comunicación con sus hijos y siempre recurrir a autoridades y profesionales en el tema en caso de que exista una situación.
Una de las instituciones que lo puede ayudar es la Red Nacional de ayuda por Violación, Abuso e Incesto ( RAINN). El número a llamar es 800-656- HOPE (4673).
