Illinois.- De 1.2 millones de presos en el país, 800 mil realizan trabajos, pero “los trabajadores encarcelados están bajo el control total de sus empleadores y han sido despojados incluso de las protecciones más mínimas contra la explotación y el abuso laboral”.
Según reveló la Organización para los Derechos Civiles (ACLU) en un estudio realizado con la Universidad de Chicago. “Desde el momento en que cruzan las puertas de la prisión, las personas privadas de libertad pierden el derecho a negarse a trabajar. Esto se debe a que la Enmienda 13 de la Constitución de los Estados Unidos, que protege contra la esclavitud y la servidumbre involuntaria, excluye explícitamente de su alcance a quienes se encuentran recluidos por una condena penal”.
El 76% de los trabajadores encarcelados considera que deben trabajar o enfrentar castigos adicionales como confinamiento solitario, negación de oportunidades para reducir su sentencia y pérdida de visitas familiares. No tienen derecho a elegir qué tipo de trabajo realizan y están sujetos a decisiones arbitrarias, discriminatorias y punitivas por parte de administradores penitenciarios que seleccionan sus asignaciones de trabajo.