En días recientes vimos con sorpresa y con cierto temor los bombardeos de Israel contra Irán y viceversa. Esta situación puso de nervios a todo el mundo, no solo los líderes de esos países, líderes de otras naciones, los pueblos afectados y seguro que a cada uno de nosotros.
Este conflicto que nos es nuevo se intensificó y por medio de imágenes en televisión y a miles de millas de distancia veíamos el ir y venir de misiles y exposiciones en lugares de ambas naciones. Allí los afectados son los civiles que son obligados a huir de los lugares que conocen como su hogar, dejarlo todo atrás y dar paso a una vida llena de incertidumbre.
Luego, Estados Unidos, encabezado por Donald Trump, comenzó a meterse en este conflicto, entre amenazas a Irán y apoyo a Israel. No descansó hasta que bombardearon tres supuestos sitios nucleares, es decir, donde se construyen bombas nucleares.
Estados Unidos empleó más de 125 aeronaves en la operación para bombardear instalaciones nucleares iraníes. Esto incluyó siete bombarderos furtivos B-2 y más de dos docenas de misiles de crucero Tomahawk lanzados desde un submarino.
La operación, denominada «Midnight Hammer», implicó una compleja serie de maniobras y señuelos para lanzar 75 armas guiadas de precisión.
Los bombarderos furtivos B-2 de la fuerza aérea son un componente clave del arsenal de ataque de largo alcance del país y una de las aeronaves con mayor capacidad de supervivencia del mundo.
Eso vino a poner el nerviosismo aún más porque de antemano sabíamos que Irán respondería ese ataque, por lo menos así lo habían advertido en caso de recibir un ataque de Estados Unidos.
A menos de 48 horas, ya se había cumplido la amenaza y los misiles se dirigían a una base militar de Estados Unidos en Catar. Afortunadamente, no se reportaron pérdidas humanas, ni lesiones de militares estadounidenses o de civiles cataríes.
Aparentemente, Irán informó a Estados Unidos y al gobierno de Catar del bombardeo a dicha base, que tenemos que mencionar que Trump había visitado hace unos meses.
A las pocas horas, el mismo Trump dijo que el país persa le había notificado del ataque, así mismo también al gobierno de Catar. Y que lo miraban con una respuesta al ataque. Entonces allí muchos se preguntaron qué tan real era este conflicto y la intervención de Trump.
El mismísimo mandatario desde la Casa Blanca anunció que ambas naciones habían acordado un cese al fuego; igualmente, muchos cuestionaron si en realidad era verdad o seguirían los bombardeos.
Después, enojado, dijo que ambos habían roto los acuerdos y que buscaría llamarlos para ver qué había pasado. Pero esto lo comentó visiblemente enojado y, hasta el momento en que escribo este editorial, las cosas siguen cambiando entre este conflicto.
Esperemos que este no se convierta en un eterno ir y venir de ataques, en un tema político o que se utilice para ganar votos. Que no se dañen las infraestructuras de ambos países y es muy importante que el ejército de Estados Unidos no llegue a tener que entrar por tierra a Irán.
Eso se convertirá en un Afganistán, Irak o Vietnam. En estos lugares, las guerras donde Estados Unidos entra, se han convertido en luchas donde solo se pierde vida y no se gana nada.
Hay que buscar la paz y la estabilidad para todas las naciones, con la guerra todos salimos afectados de manera directa o indirecta.