La trayectoria de Renee Jefferson Patterson es extraordinaria, un testimonio viviente de perseverancia, propósito y el poder del espíritu humano.
Desde sus primeros pasos en el Houston Community College como estudiante hasta su actual cargo como fideicomisaria electa del Distrito II de HCC, su historia refleja lo que sucede cuando la determinación y la compasión se encuentran con la oportunidad.
Casada a los 18 años, Renee sufrió una pérdida que le cambió la vida poco después: los trillizos que concibió de forma natural, un embarazo considerado poco común por los médicos. Si bien el dolor pudo haberla silenciado, sólo impulsó su impulso para levantarse, reconstruirse y ayudar a los demás.
Regresó a HCC no solo para continuar su educación, sino para reclamar su futuro. Ahora, décadas después, ocupa uno de los puestos más altos dentro de la institución que en su día ayudó a sentar las bases.
Pero el legado de Renee Jefferson Patterson va más allá de los títulos. Se construye a partir del impacto. Renee, una apasionada defensora comunitaria, ha apoyado a familias para que conserven sus hogares, ha ayudado a niños a salir de hogares de acogida y ha liderado iniciativas para ayudar a personas mayores a reconstruir y proteger sus hogares de la ejecución hipotecaria.
Siempre ha estado comprometida con ayudar a quienes a menudo son ignorados.
Hoy, esa misma pasión impulsa uno de sus logros más importantes: la expansión del programa VAST (Avance Vocacional y Capacitación en Habilidades) al Distrito II. Este programa ayuda a estudiantes con diferencias intelectuales y discapacidades, como autismo, TDAH y síndrome de Down, que a menudo tienen dificultades en las escuelas tradicionales.
Este programa transformador ahora está disponible localmente para familias de City Gas, Pleasantville, Fifth Ward, Trinity Garden, Kashmere Garden y Acres Homes.
Según el miembro del consejo Patterson, «Todos conocemos a alguien que podría beneficiarse de esto. Es más que una simple política».
Es algo personal. Todos los niños deben poder aprender y sentirse aceptados.
Patterson cree que construir un Houston Community College más fuerte significa garantizar que cada vecindario, cada estudiante y cada voz sean escuchados y apoyados.
Y se necesita más que liderazgo; se necesita de todos nosotros. Los miembros de la comunidad, los padres, los líderes religiosos y los educadores deben unirse para difundir el mensaje y compartir lo que está disponible. Cuando la comunidad comprende lo que es posible, comienza a creer en lo que se puede lograr.
«Houston Community College pertenece a la gente», continuó Patterson.
«Nuestra labor es eliminar barreras, no construirlas. El camino a seguir requiere que nos mantengamos unidos».
La expansión del programa VAST no es solo un hito para el noreste de Houston.
Es un llamado a la acción. Un recordatorio de que los cimientos de HCC no se construyen solo con edificios, sino con personas valientes y compasivas que nunca olvidan sus orígenes y nunca dejan de avanzar.
