Ecuador.- La violencia no hizo mella en las elecciones presidenciales, donde se contó con una buena participación y al cierre de la edición de La Prensa de Houston, con más de 97% de las actas contabilizadas, Luisa González, del partido Revolución Ciudadana (RC), quedó el primer lugar en la contienda al obtener 33.49% de los votos y en segundo lugar quedó Daniel Noboa, al lograr 23.47% de los sufragios; y se definirá la contienda en segunda vuelta, y la violencia no se hizo presente tras el reciente asesinato de candidato Fernando Villavicencio.
La presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Diana Atamaint, refirió que los resultados marcan una tendencia irreversible para que haya segunda vuelta el 15 de octubre.
Antes, indicó que votaron más del 82 por ciento de los que estaban obligados a hacerlo (los de edades de 18 a 65 años). Agregó que una página en la web habilitada para ecuatorianos residentes en siete países europeos emitieran su voto sufrió ataques cibernéticos, pero aseguró que esto no afectó la integridad del proceso.
Para ganar en una sola vuelta, un candidato debe alcanzar el 40 por ciento de los votos válidos con una distancia de 10 puntos sobre su inmediato contenedor. Ahora, quien gane la segunda vuelta a celebrarse el próximo 15 de octubre asumirá la presidencia el 30 de noviembre.
La abanderada de RC festejó con sus seguidores en el sur de la capital, cuando las cifras le daban ya una ventaja de nueve puntos, y se habían dado a conocer los resultados de la capital Quito.
“Este Ecuador valiente, este Ecuador con sentimiento de patria se movilizó, fue, rompió el miedo, le dio más peso a la esperanza de un cambio y votó por una mujer y por la Revolución Ciudadana”, dijo González, quien al parecer ganó apoyo después de un buen desempeño en el único debate televisado de la campaña.
“Es la primera vez en la historia de Ecuador que una mujer saca tan alto porcentaje en primera vuelta ganando las elecciones para ser la presidenta de la República”, agregó.
También, se realizó un histórico referendo para frenar la explotación de crudo en una parte del parque nacional amazónico Yasuní, ganando el “sí” por mantener el crudo bajo tierra.
